domingo, 18 de julio de 2010

Poética

Lo normal es pensar que
unos dedos acarician y
un cuerpo se estremece;
pero el cuerpo roza
y los dedos tiemblan,
también.

La poesía no obliga pero permite,
y por eso agradecemos y reconocemos,
mirar el mundo desde otro lado.

Así sabemos y,
al saber, nos acercamos
a la felicidad que,
al saber lo suficiente,
perdimos.