martes, 15 de diciembre de 2009
domingo, 13 de diciembre de 2009
esperando otro bus
y me froto las manos.
Mis manos se conocen,
se aburren.
No consigo darme calor,
pienso en tener otras manos
con las mías.
LLega el autobús y me voy,
hace calor, pero mis manos están frías.
Sigo solo, pero no sufro,
sólo añoro,
vuelvo a pensar en subjuntivo,
en lo que sería no estar solo,
en que hubieses venido.
Eres lo más grande
que podría haber en mi vida,
pero no lo hay, no estás,
no eres nada...
aún.
lunes, 7 de diciembre de 2009
los cisnes
Era un gran perro. Era un gran animal. Era un gran ser. Era mi perro.
Era pequeñito y marrón, no oscuro, claro como si se hubiera desteñido. Siempre arrastraba la vieja cazadora azul marino de mi padre, desde que él la olvidó en un bar.
Siempre parecía ilusionado, no estoy loco, no lo trato como a una persona, simplemente yo le entendía. El pobrecillo sufría terribles torturas. Siempre estaba fuera cuando hacía frío, nevaba, llovía, si hacía viento, calor… y sin caseta, ni un tronco al que acercarse. Se tumbaba en el suelo cerca de la puerta esperándonos.
Un día muy importante para mí, en el que yo estaba tan nervioso, que tartamudeaba, e incluso perdí mi cartera, él me ayudó, me llevó la cartera, y se quedó conmigo hasta que me tranquilicé lo justo. Entonces salió corriendo y me dejó a solas con ella.
Pobrecillo
Mi padre nunca lo dejaba subir al coche. Así que él corría por fuera, y hacía todo lo posible por alcanzar al coche.
Un día, que mi padre estaba especialmente cruel, le hizo una seña, para que corriera delante del coche. Él lo hizo, supongo que pensó algo como “le abriré el camino, le protegeré de los demás coches, le guiaré a casa”. Él siempre era bueno, nunca tuvo ni una pizca de rencor.
Y mi padre aceleró.
Cuando lo enterré, en una tumba grande, para que quedara claro que no era un perrito, sino un gran perro, cogí la vieja cazadora de mi padre. Hice lo que creí mejor. Subí al estanque de cisnes, con canales de agua rápida, que parecen un laberinto cruzándose y moviéndose en distintas direcciones entre los pequeños caminitos de piedras. Me puse la gastada y mordida chaqueta. Y caminé por allí, entre los cisnes, que no notaron mi presencia.
A lo lejos vi a mi padre viniendo a por mí. Así que dejé la cazadora sobre un tronco, cerca de la pared de piedra, para que pudiera descansar a salvo del viento y la lluvia. Y bajé.
Y el estanque de cisnes nunca más existió.
pensando en héroes
aunque no lleve brillante armadura.
Quiero ser fuerte y luchar
en durísimos lances
contra el dragón disfrazado
de hombre.
Le venceré sin daño ni duda,
le venceré sin armadura
porque una vez,
me sonreíste a mi,
a nadie más.
Lucharé por vuestra sonrisa
y por despertar
sin dejar de soñar.
Por despertarme, escuchando de tus labios
los últimos versos del poema
que grita, imaginando ser yo,
al sueño, iluso,
que imagina ser tu.
viernes, 4 de diciembre de 2009
Maldita sea
Maldita sea.
Creí que estabas estropeado,
girando siempre sin parar.
No parabas ni un momento
y a veces acelerabas
y otras casi te detenías.
Me engañaste, creí
que estabas roto
o defectuoso
y sólo estabas
dándome
el miedo correspondiente
al valor que alguna vez
creí tener.
El comienzo
como el brote de un manantial,
suave y calmo,
tal vez frío,
tal vez alivia el calor.
.
Dos largos caminos
que se vuelven más bellos,
más cálidos,
más acogedores,
al recorrerlos
en cualquier dirección.
.
Suave y tierno,
sencillo,
como la piel del melocotón.
.
Infinito y pequeño,
adaptable, inamovible, manejable;
cálido, siempre cálido,
cercano y casi imposible de alcanzar.
.
No se.
.
Fuertes, como el tronco del árbol,
enérgicos, sensibles, tranquilos,
bailarines;
acogedores.
.
Lo se:
suave, puro,
secreto, dulce,
cálido, bello,
acogedor, juguetón,
amante.
.
Mereces que te conozca alguien mejor,
alguien que pueda soñar contigo
volviéndose loco también,
pero confiando en no romperse
aplastado, por soñarte.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
por fin.
y te digo
que te he buscado,
que te he esperado,
que te he llamado
sin saber tu número
y sin saber tu nombre.
pedí el deseo de encontrate
hace mucho
por primera vez,
para decirte
que has creado un nuevo azul,
un nuevo rojo y un nuevo dulce,
un nuevo delicado y un nuevo cinco;
una nueva luz
y un nuevo calor.
he vivido queriendo decirte
que me encantan tus ojos,
que me encantan tus labios,
que me encantan tus dedos;
tu sonrisa
y tu presencia.
de tus hombros,
de tu cintura,
de tu cuello
y de tus piernas
mana ambrosía.
nos alimentas a todos
el corazón,
huesudo y frío,
hasta conocerte.
pero para que decirte todo esto
si cuando te vi
yo ya te conocía,
y tu a mi,
y me sentí lleno,
y tu ya no
te sentiste sola,
y si no podía pensar
ni tu oír.
si algo en mi
me dijo calla,
y callé,
no fue por obediencia,
al contrario,
fue osadía y descontrol
de todo mi ser
que a por ti se lanzó
y dejó atrás
las palabras.