domingo, 29 de noviembre de 2009

Reservados, mis labios
mis ojos
y lo más hondo de mi corazón
para ella.
Ella es la chica,
la chica que no encontré.
Le soy ya, casi, enteramente fiel.
No del todo, pero casi,
porque aún voy mirando
buscando entre miradas,
pero me perdonará, espero,
porque todo es por buscarla.
Y cuando la encuentre...
El gato negro
sobre la furgoneta blanca
las manos, frías,
en los bolsillos,
los codos
pegados al cuerpo.
Me fijo en las diferencias
de los edificios,
acostumbrado a ir solo.
Y me pierdo
por ir soñando
que no veo al gato negro
sobre la furgoneta blanca,
que no llevo las manos, frías,
en los bolsillos,
que no tengo los codos
pegados al cuerpo.
Que no me fijo en las diferencias de los edificios,
que no voy solo
a esperar el tren.

sábado, 28 de noviembre de 2009

eligiendo el camino

El de salvar el mundo,
el de noches de sexo
y aromáticos humos,
el de dias apurados
y noches insípidas;
ninguno de estos.
Lo siento por ellos, pero yo
no puedo dejar de elegir
el de sus labios brillantes,
el que tiene gatos negros
subidos a los tejados mojados,
el que tiene pequeñas sonrientes niñas
con globos verdes, y en las regordetas
rodillas tiritas blancas cuadradas;
no importan los árboles,
ni la niebla,
nada. Esa palabra absoluta y gigante:
nada, lo puede esconder;
nada, la puede esconder;
nada, reduce su luz
en nada.

sábado, 21 de noviembre de 2009

haciendo el amor

el amor lo hacemos todos,
unos más y otros
menos,
pero yo,
yo lo pondré entero
entre tus manos,
y al besarte
lo sentirás explotar.

jueves, 19 de noviembre de 2009

por culpa del bus

Poetas más horarios igual a desastre.
Las palabras esperadas empiezan a fluir cuando los segundos se ponen rojos. El reloj pita y el poeta le ignora.
Todos miran por la ventana. Unos ven caer la lluvia y llevan reloj. Otros, emocionados, ven como las gotas van creciendo antes de saltar... y aplastarse contra el suelo. Estos son los que no entienden como dos delgadas lineas metálicas, de menos de un centímetro, encerradas, atadas y sujetas a la muñeca, pueden regir la vida, los pasos, el sueño y la risa.
La exactitud del tiempo será aplastada por la generalidad de la poesía maldita. Y sino... al tiempo.
-Princesa, ¿cuánto vale un beso tuyo?
-Yo no doy besos por dinero.
-No he hablado de dinero.
-Pero... ¿cuánto vale uno tuyo?
-Una sonrisa.
-¿!Eh!? ¿Le darías un beso a cualquiera que te sonriera?
-¡No! Una sonrisa, Princesa, una sola, no cualquiera.
-Ah...
-Entonces... ¿cuánto?
-Mmm, déjame pensar... ya está: un paraguas bajo la lluvia, una caricia a tiempo, un puño temblando de rabia en mi defensa, una lágrima por mi, un baile sonrojado, una espera sonriente en enero, un café tomado despacio... y una rosa.
-(Para si) maldita rosa.
Me ciega, en los ojos un pequeño reflejo de un pequeño reflejo de un gran rayo de sol. Sonríes ilusionada, brillando, mientras escoges lacasitos de colores, en el fondo oscuro de una taberna. Ella te llama bipolar mientras yo intento decidir que cara de la moneda me alegraría. Reconozco que mi cielo es casi entero de luna llena, algún pequeño resquicio es el único recuerdo de que existe una cara oscura.
De mis articulaciones suben hilos, no se a dónde. De mis manos, de mis pies y de mi cara cuelgan pesos que intentan que no me mueva. Pero quien me hizo esto se equivocó. Si cierro los ojos, y como se que los hilos y los pesos no son míos, me vuelvo libre. Casi todopoderoso en mis sueños siento una y otra vez que encojo, pues el brillo de unos labios, de un pelo, de unos ojos, provoca ante el todopoder una sensación indiferente.
No te importe que cuando abra los ojos no vea ese brillo, pues no ha pasado por mis ojos sino por mi más fuerte debilidad.

viernes, 13 de noviembre de 2009

azul apagado, casi gris

La vi en un tren.
Se lamía las patas,
se atusaba las plumas,
reflejaban sus ojos
la luz del sol.
En una cualquiera
de todas las paradas
salió volando.

No le quedaban bien
ni los tacones altos,
ni el fijador en el pelo.
Podría ser que su crin
libre
capturase los rayos del sol,
pero atrapada
era fría, y lúgubre.

Maldita realidad,
¿por qué les limitas
y no les dejas ver?
No saben, ni sueñan
lo bella,
lo salvaje,
lo inhumana,
que podría ser.

Que es.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Dulzura

piel blanca,
ojos azules,
pelo suave,
dedos delicados,
labios ligeramente carnosos,
postura erguida,
pero tímida,
sonrisa
calculada.

Eres el mayor depredador
Si la quieres, no la beses.
Si la quieres, cógele un dedo,
házla girar y mirarte.
Demuéstrale que tu no haces otra cosa,
demuéstrale que sueñas
con seguir mirándola,
para seguir mirándola.
Que sepa que crees
que si la besas
el mundo se morirá de gusto.
Que sepa que sabes
que si la besas
el mundo se morirá de gusto.

Y que se muera.