domingo, 29 de noviembre de 2009

El gato negro
sobre la furgoneta blanca
las manos, frías,
en los bolsillos,
los codos
pegados al cuerpo.
Me fijo en las diferencias
de los edificios,
acostumbrado a ir solo.
Y me pierdo
por ir soñando
que no veo al gato negro
sobre la furgoneta blanca,
que no llevo las manos, frías,
en los bolsillos,
que no tengo los codos
pegados al cuerpo.
Que no me fijo en las diferencias de los edificios,
que no voy solo
a esperar el tren.

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